GILERA CX 1991 “Debut y Despedida”

A finales de los ochentas, Gilera buscó diferenciarse de sus rivales. Lanzó una moto dotada de soluciones técnicas innovadoras, una moto con más sombras que luces

Gilera fue comprada por Grupo Piaggio en 1969 tras la crisis del sector en Europa, debido a la entrada del automóvil utilitario. A finales de los ochentas el grupo buscaba diversificarse y Gilera era la marca encargada de producir las motocicletas de mayor cilindrada de la compañía.

Además buscaban diferenciarse de sus nuevos rivales, Aprilia y Cagiva, que eran contendientes en un mercado que se renovaba con motos deportivas de pequeña cilindrada para pilotos jóvenes.

 

A finales de los ochentas llegó Federico Martini, que era el encargado del diseño de las Bimota, creando modelos como las DB1 o los primeros chasís de doble viga que a punto estuvieron de ganar el primer Mundial de Superbike.

De prototipo a realidad

En el Salón de Milán de 1989 Gilera presentó un prototipo llamado CX que todo el mundo tomó como una “Show Bike”, una moto dotada de un sistema alternativo de suspensión delantera, basculante trasero monobrazo y una carrocería que fusionaba las motos tradicionales y las de carreras de mediados de los 50´s con carenados integrales que cubrían por completo la rueda delantera.

La CX no era un sueño, se convirtió en realidad para 1991, con la intervención de Martini y del ingeniero Luca Bacchi, responsable de una buena parte de su desarrollo. Los puntos que marcaban la diferencia en esta moto era su suspensión delantera y la carrocería.

La suspensión sí que era innovadora en el sector de la moto, pero prácticamente universal en la aviación. Se trataba de un sistema telescópico con un único brazo, pero de funcionamiento semejante al de una horquilla en cuanto a amortiguación. Martini defendía la idea por su facilidad para ser construida en serie, el chasís de la CX era el mismo que el de cualquier moto convencional.

El basculante monobrazo era otra de las diferencias respecto a las deportivas tradicionales de la marca.

La realidad es que el sistema no funcionaba correctamente, era bastante corto y no se guiaba bien, además tenía ciertas holguras. Dicho sistema no volvió a implementarse

El carenado, absorbía parte de la rueda delantera y envolvía todo el motor, lo que causaba problemas de enfriamiento, especialmente al rodar a baja velocidad porque el aire caliente no tenía buena salida.

El cuadro de instrumentos se convirtió en aquellos días en ejemplo de diseño e información

 

La estructura general del resto de la moto era básicamente la misma de las deportivas con su chasís de doble viga realizado en acero y el mismo motor de las SP-02 y las Crono (1 cilindro inclinado, 124 cc, 2T), que daba unos 30 HP cuando mucho.

Lo que sí cambiaba era la parte trasera, que contaba con un basculante monobrazo, lo que permitía que ambas ruedas se anclaran lateralmente, dando a la moto un aspecto muy particular.

Intento Fallido

La CX tenía un precio regular para la época 3,300 euros (70,500 pesos mexicanos aprox. al cambio actual) pero no fue un éxito de ventas. Gilera la orientó a un uso más turístico, pero no convenció al público juvenil al que estaba dirigida. Su producción sólo se llevó a cabo a lo largo de ese año (1991).

 

Tanto el tapón del depósito de combustible como el del aditivo eran de fácil acceso.

 

Gilera, había mostrado intenciones de crear toda una familia con el mismo sistema de suspensión y con motores más grandes tuvo que frenar sus planes. La CX se convirtió en una moto absolutamente particular, sin precedentes y sin réplicas.

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