Honda Speedfire 09 «Contemporáneamente clásica»

 

Si hay algo que me apasiona del mundillo de las Cafe Racer y las customizaciones es que no hay normas, es un espacio underground en el que cada uno da rienda suelta a su imaginación y sigue su criterio propio. En otros, como el de las clásicas, debes cumplir una serie de pautas: no hay clásica como tal si el modelo no tiene al menos 25 años, los más puristas no aceptan las motos cuyos trabajos de pintura ofrecen un acabado final gracias a la tecnología y medios actuales, que difieren de cómo aquel modelo salió de la fábrica… Incluso los más radicales distinguen entre una moto conservada o restaurada. Muchos corsés, cuestionables para algunos. Sin embargo, la cultura del cafe-racer es mucho más libre, en el que el fin justifica los medios, abriendo un abanico de posibiliades tan amplio para llegar a una moto que emocione y enamore, que haga sentirse orgulloso a su propietario. 

Motor provocador

Así se debe sentir Manolo, el feliz poseedor de esta maravilla que ha salido de las manos e imaginación de Tito y José, de Macco Motors. Este par de amantes de las competencias y de las clásicas le apostaron a esto de las customizaciones hace solo unos años y comenzaron a hacer motos por encargo. Motos que, según sus propio credo, deben mantener el espíritu de la moto original. Así lo entienden ellos, y están en todo su derecho de seguir esa línea de trabajo… sobre todo cuando, como te decía al principio, el resultado final es capaz de tirar hacia abajo de tu mandíbula inferior mientras recorres sus armoniosas líneas. En el caso de la Speedfire 09, el gusto con el que se ha trabajado sobre la Honda CB Seven Fifty de 2002 que se esconde debajo, queda fuera de toda duda. La elección de este modelo no es casual, ya que la CB tiene de partida una joya que ha sido la inspiración de multitud de preparadores. Su tetracilíndrico refrigerado por aire es una provocación para los que quieren una moto con aires clásicos, pues la estética del mismo es muy similar a la de las primeras superbike que salieron del lejano oriente para maravillar a todo el mundo. Tradición y modernidad, para qué queremos más. Unos escapes Megafone y a correr.

Funcionalidad

De la CB quedan intactos como decimos los elementos esenciales que hacen de la Speedfire dinámicamente funcione como una moto actual. Aún así, el motor, el chasís, la horquilla, han sido adaptados al igual que los cálipers y otras piezas como los rines, a la estética que buscaban Tito y José. Donde tenían claro que debían darle su toque más clásico, era en el conjunto de depósito y asiento, sin duda los elementos más personales en una Cafe Racer.

Por ello, decidieron cambiar el tanque de combustible por uno de CB 750, pero del año ’73. Obviamente estaba madreado, pero lo repararon y lo pintaron con su estilo propio y después se pusieron manos a la obra para diseñar una parte trasera que conjuntara con él. Modificaron el subchasis, recortándolo para dar mayor protagonismo a la rueda trasera y decidieron fabricar un asiento que simulara uno de carreras con colín corto como el de las motos de carreras de los años 70 -a lo que también contribuyen las placas portanúmeros- pero sin descuidar la funcionalidad. Todo ello coronado con un pequeño piloto trasero Mongrell que no robe protagonismo a la zaga. La Speedfire puede así ser disfrutada a dúo, multiplicando por dos el placer que puede transmitir una moto con aires de clásica, estética Cafe Racer y alma moderna. Bonito cóctel. 

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