Las mejores deportivas de los 80, parte 1

La década de los 80 es fundamental en la historia de las motos deportivas por una sencilla razón, los japoneses aprendieron a hacer motos deportivas de verdad. Antes de eso tenían la llave para construir motores muy potentes, pero no chasis al nivel de los europeos. Y esa nueva habilidad, supuso una verdadera explosión de nuevos modelos. No ha habido una época tan prolífica como los 80 para la moto deportiva. Los fabricantes japoneses se enfrascaron en una batalla por dominar un segmento en el que hasta entonces no habían logrado la eficacia que tenían en otros sectores. Las motos japonesas eran potentes, especialmente las que disponían de sus motores de cuatro cilindros, cada vez más evolucionados, pero no habían logrado la estabilidad de los productos europeos, que con unos propulsores mucho menos potentes, rivalizaban con ellas, e incluso las vencían en las carreras de las motos de serie.

La situación cambió a principios de los años 80 con la llegada de una nueva generación de motos con chasis más ligeros y con la mejora de los componentes fabricados por la industria auxiliar japonesa, que dio también un enorme salto adelante en aspectos como las suspensiones o los frenos. Aquí cinco de las motocicletas que hace unas décadas hacían vibrar el corazón de muchos.

HONDA VFR750R RC30 1987
Sin duda la moto de la década, un mito que sigue estando en la mente de todos. Honda lanzó sus primeros modelos con motores de cuatro cilindros en V a principio de la década de los 80, pero ninguno de ellos, ni las VF750F primero, ni las VFR750F después, lograron afianzarse como deportivas por su poca habilidad en los circuitos. La nueva armada de Honda, que recogía las enseñanzas de la NR500 de Gran Premio, se componía de modelos deportivos, pero no lo suficientemente radicales como para batirse con éxito en los circuitos. La respuesta fue la RC30, una de las motos de serie más cercana a una moto de carreras.

La VFR750R disponía de un chasis pequeño y ligero, un motor potenciado con cambio de relación cerrada, y dotado de piezas tan exclusivas como bielas de titanio. Los componentes eran de primera línea, la carrocería monoplaza se desmontaba como las de competición, la posición de conducción sólo era válida para un circuito. Además llegaba con un kit de accesorios de competición, que convirtió una Honda por fin en la reina de las pistas. La RC30 ganó las dos primeras ediciones del Mundial de Superbike y multitud de otros campeonatos de esta categoría, de resistencia, varias ediciones del TT, y se convirtió en la moto más deseada del mundo, algo que todavía sigue vigente. ¿A quién no le gustaría tener una en el garaje? Una moto cuyo diseño ha sido seguido más tarde por otras muchas, pero que, sobre todo, será recordada por ser la primera moto de carreras que podría portar placa.

YAMAHA FZR1000 1989
Más conocida por todos como la Exup. La segunda versión de la Yamaha FZR fue una moto de verdadero éxito, cuya estructura básica se mantuvo con pocas alteraciones hasta la llegada de la YZF-R1 a finales de la siguiente década. La primera versión de un litro de la serie FZ había nacido un par de años antes, pero fue esta segunda la que alcanzó el verdadero éxito. Su motor de 143 HP era en esos momentos lo máximo a lo que se podía aspirar, y su válvula de escape, bautizada como EXUP, acabó por convertirse en su apodo. Las culatas disponían de cinco válvulas en cada cilindro, que estaban muy inclinados hacia delante, lo que permitía bajar la zona delantera del chasis y adelantar el peso.

La doble viga, siguiendo las líneas de las motos de superbike, estaba creada desde plancha de aluminio estampada, y la carrocería, como era norma habitual en ese momento, estaba muy cerca de la de las motos de resistencia que corrían en las 8 Horas de Suzuka. Era además una moto espaciosa y relativamente cómoda.

SUZUKI GSX-R750 1986
Una de las grandes revoluciones de la década de los 80 fue la llegada de los chasis de aluminio, y la primera moto deportiva de masas que los utilizó fue la Suzuki GSX-R750 en 1985. La gran cualidad de la GSX-R era su ligereza, superior a la de cualquiera de sus contemporáneas. Además con esta moto Suzuki estrenó también su sistema SACS que en vez de emplear agua para refrigerar, suplementaba la refrigeración por aire con inyectores internos de aceite, lo que también disminuía el peso total.

Cuando nació la primera moto de una saga que hoy todavía sigue en activo, no se habían extendido los chasis de doble viga, y mantenía una estructura de cuna cerrada clásica. Se trataba también de una moto casi de carreras, las primeras japonesas verdaderamente radicales, con los manillares bajo la placa de la dirección, una posición de carreras tras una cúpula de burbuja o un tacómetro que empezaba a moverse a las 3.000 rpm. La carrocería, como no podía ser de otra manera disponía de los dos faros paralelos habituales.

HONDA CBR600F 1987
Las deportivas de cilindrada media tuvieron un antes y un después del nacimiento de la CBR600F. Ya había habido modelos superdeportivos de cilindrada media, se había implantado la refrigeración por agua y había aumentado la potencia respecto a los modelos de principios de los años 80, pero la Honda unía varias características que desembocaban en una moto realmente notable. El motor era muy potente, ya cerca de las cifras actuales de las supersport, de hecho su arquitectura, con algunos matices es similar a la de los actuales.

Por otra el chasis de doble viga de acero combinaba estabilidad con facilidad de conducción, y el hecho de equipar ruedas de 17 pulgadas, las que se estaban conformando como el calzado de las deportivas, la permitió prolongar su vida sin cambios. Finalmente la carrocería «Aero», que escondía casi todos los órganos mecánicos la acercaba a los modelos de competición. En un segmento tan competido como las primeras supersport, fue la reina del mercado y de los circuitos.

KAWASAKI GPZ900R 1984
Después de una década trabajando con motores derivados del que había nacido con la Z900, Kawasaki decidió dar un salto adelante y construir una nueva planta motriz que devolviera a la marca los laureles pasados. La nueva moto nació como la primera tetracilíndrica de la marca con una cilindrada de 908 cc, pero dotada de refrigeración por agua y culatas de cuatro válvulas. La nueva moto inauguró el nombre de “Ninja” y se convirtió en la moto más rápida del mercado. El chasis era poco tradicional, porque en vez de una cuna como era habitual, Kawasaki prefirió dotarla de un bastidor de espina central, con el motor «colgado».

También seguía la tendencia de la competición en componentes, con sistema antihundimiento en la horquilla, suspensión trasera progresiva y una llanta delantera de 16 pulgadas. La GPZ900R fue la antesala del boom de las deportivas japonesas, la primer moto que no sólo contaba con un motor muy potente, sino con un chasis y unos componentes al nivel de los productos europeos.

Dentro de poco daremos a conocer otras cinco ochentenas de esas que vale la pena recordar, mientras tanto dinos cuál de estas cinco sería tu preferida.

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