La Vuelta a América 3: Batalla Colosal

La carretera Dalton en Alaska es una de las más peligrosas del mundo y por eso para los motociclistas de aventura es una ruta obligada. Recorrer la Dalton es una prueba muy dura para todos los pilotos, incluso para los más experimentados; quizás por eso se volvió un gran desafío que anhelábamos enfrentar para probarnos a nosotros mismos.

Muhammad Ali Jinaah, el fundador de Pakistán, decía que “debemos esperar lo mejor pero estar preparados para lo peor”. En ese sentido, para estar mejor preparados para desafiar la Dalton nos allegamos de la mayor cantidad de información posible. Recurrimos a documentos que reseñaban sus características y escuchamos las experiencias que otros pilotos habían tenido en esa carretera.

Mientras estábamos en un concesionario BMW de Anchorage, Alaska, llegaron 6 motociclistas cubiertos de lodo de pies a cabeza. Venían de Prudhoe Bay, habían hecho la Dalton. Casi todos iban en BMW R1200GS. Me acerqué para preguntar cómo les había ido, uno respondió: “Todo bien, feliz de haber regresado, jamás volveré a esa ruta”. Otro añadió: “Fue un infierno, el Atigun Pass estaba nevado y tuvimos que empujar a pie las motocicletas durante 2hrs, la superficie parecía jabón, nos caímos varias veces, fue una pesadilla”. Uno de los encargados de la BMW advirtió: “Sí, hacer la Dalton es todo un reto, las condiciones son muy duras”. Unos días antes un francés y un inglés que encontramos en el Territorio Yukón nos comentaron que no habían podido llegar a Prudhoe porque el camino estaba muy resbaloso y hacía mucho frío. Nuestro camino no sería fácil: nos teníamos que preparar para lo peor.

Preparativos básicos

Entre las cosas que tendríamos que hacer para tener mayor posibilidad de terminar con éxito la Dalton estaba poner llantas nuevas con más orientación hacia la tierra. Decidimos usar las Metzeler Karoo 3, que literalmente se agarran como un felino al camino más resbaloso. Además quitamos las maletas de las BMW F800GS para hacer las motos más ligeras y altas; compramos bidones para llevar gasolina extra, buscamos ropa para bajas temperatura y desactivar el ABS.

Características de la bestia

La distancia entre Fairbanks y Prudhoe Bay (Deadhorse) es de 811km, de los cuales 666km (parece como el número de la bestia) pertenecen a la famosa Dalton. Es un trayecto de terracería, grava suelta, lodo, nieve y baches por todos lados.

Al cubrir los primeros 300km tuvimos nuestra primer recompensa, habíamos llegado al ¡Círculo Polar Ártico! Un lugar donde no se oculta el sol durante el solsticio de verano. Fue toda una experiencia estar ahí.

Más adelante llegamos a Cold Foot, la mitad del camino. Para entonces ya llevábamos seis arduas horas de trayecto, las condiciones de la terracería cada vez eran peores, el clima había empeorado significativamente y ya teníamos un desgaste físico considerable. Tuve la sensación de que no llegaríamos a Prudhoe Bay.

En la estación de servicio pregunté a qué tiempo estábamos de la meta. La respuesta fue: “depende, en condiciones buenas 6 horas, en condiciones malas 12 horas”. Temí que nos tocara nieve y que nos quedáramos atrapados en la noche en medio de la nada. Yo estaba resuelto a pasar la noche ahí en Cold Foot para descansar y seguir al día siguiente, pero Lalo me dijo que siguiéramos porque después tampoco sabríamos cómo estaría el clima. Él pidió el reporte meteorológico. ¡Sorpresa! Se esperaban nevadas intensas de 4 a 10am, así que si queríamos llegar a Prudhoe teníamos que continuar esa misma tarde.

Salimos de Cold Foot a las 7pm con nuestros bidones llenos de gasolina, sabiendo que en los siguientes 428 km (266 millas) no habría ningún tipo de servicio, estaríamos a lo que Dios dispusiera. Dos horas después llegamos al paso montañoso más alto del recorrido, el famoso Atigun Pass, la temperatura había bajado dramáticamente y empezó a caer aguanieve. El paisaje ya estaba nevado. La terracería estaba en pésimas condiciones y tuvimos que enfrentar lluvia prolongada, vientos laterales fuertes y frío severo, factores que dificultaron con creces nuestra misión.

Decidimos continuar a pesar de la adversidad, sabiendo que un tramo largo del camino lo haríamos despacio y que la noche nos alcanzaría inevitablemente. Así fue, ¡tuvimos que rodar segmentos muy peligrosos de la Dalton de noche!

En varias zonas las motos se resbalaban de forma dramática, había tramos en que literalmente parecía que estábamos rodando sobre jabón como nos habían dicho. Quizás nos habríamos caído varias veces de no haber sido por el dibujo de nuestras llantas, las Metzeler Karoo 3 son una maravilla para este tipo de superficie.

Recompensa celestial

Empezamos a ver a lo lejos las luces de las plataformas petroleras de Prudhoe Bay. Parecía que llegaríamos sin necesidad de parar, pero 20km antes de llegar tuvimos que detenernos a echar la gasolina de nuestros bidones. Nuestro ánimo se redobló al saber que ya estábamos muy cerca, le di un abrazo a Lalo y lo felicité por la travesía. Después de haber rodado durante 14 horas llegamos extenuados al Campamento Base de Deadhorse en Prudhoe Bay. La mayor de las recompensas de bienvenida: una aurora boreal en una danza celestial con sus formas dinámicas y caprichosas. Fue un momento mágico que sólo se desvaneció cuando escuchamos el aullido de unos lobos que también nos enviaban un mensaje de bienvenida y nos recordaban que estábamos en tierra de nadie.

Así, tras 16,908 km recorridos, La Vuelta a América alcanzaba el punto más al norte del Continente Americano al que se puede llegar rodando: Prudhoe Bay en el Océano Ártico.

Texto: Ernesto Acevedo

Fotos: Carlos Bustamante

Motoquest para Inedesca S.A. de C.V.

Infografía: Adolfo Florea

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