KTM 690 DUKE / R «SIN RIVAL»

 

Lo cierto es que KTM no es una firma como las demás. Esto mismo se puede aplicar a otras cuantas, pero la verdad es que ellos no quieren crear ni nichos de mercado, ni motos incomparables, la firma austriaca simplemente quiere competir en los segmentos más importantes del mercado con motos que plantean soluciones diferentes a las de los demás.

El caso de las Duke es un perfecto ejemplo de ello, porque sus rivales son las motos de cilindrada media que compramos para usar cada día, para ir a trabajar, a pasear, incluso a viajar. Y esas motos normalmente tienen dos o cuatro cilindros. Podemos pensar con facilidad en una Kawasaki Er-6n o en una Yamaha MT-07, para este cometido, pero nos resulta más difícil encajar una 690 Duke, simplemente porque tiene un motor con un solo cilindro.

Sonrisas y lágrimas

Los motores monocilíndricos son simples, ligeros, permiten envolverse alrededor de un conjunto compacto y manejable, pero también tienen más vibraciones, que los hacen menos confortables, y no responden bien a bajas vueltas. Intentar abundar en sus ventajas y reducir sus inconvenientes es lo que KTM lleva haciendo desde hace más de dos décadas con sus Duke con motor LC4, que a lo largo de este tiempo han vendido más de 68,000 unidades, y que en esta última revisión ha llegado a su punto más álgido.

El ímprobo trabajo que se ha realizado, ha logrado mejoras evidentes, pero esto no significa que la nueva 690 Duke se haya convertido en una moto que no es. Sigue siendo una moto con un motor de cuatro tiempos de un cilindro y alto cubicaje, con sus ventajas y sus inconvenientes. Las áreas en las que se han focalizado los cambios son la reducción de las vibraciones, la mejora de la respuesta y la implementación electrónica.

Las tres han avanzado, y ahora se puede decir sin duda que este nuevo motor es el mejor de todos los del mercado en las tres facetas. Con más de 70 HP alcanza una velocidad por encima de los 200 km/h, prestaciones no faltan, y es perfectamente utilizable desde unas 4,000 rpm en las relaciones de cambio más largas, con un nivel de vibraciones sensiblemente inferior al de sus antecesoras. La Duke acelera con contundencia desde abajo, y su acelerador electrónico previene de vacíos provocados por abrir demasiado a bajo régimen, y llega hasta el corte a 9,000 rpm, casi mil más que antes con una curva de par sobresaliente.

Pero, aunque las prestaciones son brillantes, al nivel de las de sus rivales pluricilíndricas, lo que realmente distingue a esta moto es su parte ciclo. Es pequeña, estrecha, lo suficientemente baja, cómoda para dos, y en marcha, una auténtica pluma, que se mueve sin que tengas que esforzarte lo más mínimo. No sólo es debido a su ligereza, también al buen hacer en la parte ciclo de una firma que siempre ha tenido la faceta deportiva de una moto como su razón de ser. Para KTM es casi una obsesión ofrecer las motos más potentes y ligeras de su categoría, y ahora lo consiguen de largo.

Sangre roja o azul

La versión estándar de la 690 Duke se complementa con un la versión “R”, que dispone de unas cuantas diferencias. Por una parte el paquete electrónico. El conjunto incluye modos de gestión del motor, modos de ABS, control de tracción y regulador de deslizamiento en las reducciones. Además las suspensiones son regulables y tienen más recorrido, el freno delantero tiene bomba radial y pinza Brembo M50, los estribos están más retrasados y elevados, tiene un escape Akrapovic de titanio que proporciona dos caballos más y un kilo menos, y plantea algunas otras diferencias en piezas concretas.

El resultado es, en conducción deportiva, claramente superior, pero que elevan el precio de la moto obviamente. Una 690 Duke estándar sigue siendo capaz de funcionar de maravilla entre curvas, de dejar atrás a cualquiera en terrenos ratoneros, y de convertirse en ciudad en el arma absoluta. Para ello es estrecha y baja de asiento, tiene un radio de giro muy pequeño, respuesta inmediata en aceleraciones, y una capacidad inigualable para pasar por cualquier sitio. Además las suspensiones con algo más del recorrido normal y una puesta a punto más suave, muestran sus ventajas en los baches.

Tanto en las retorcidas carreteras de montaña donde la probamos, como en la autopista o en los núcleos urbanos, la “seis noventa” demuestra que es una moto con todas las caras que quieras ponerla. Combina el espíritu deportivo que una KTM siempre tiene, con la polivalencia necesaria para que se pueda convertir en tu compañera habitual.

Diferente

En realidad la apuesta de la marca naranja no ha cambiado, la 690 Duke es una moto mejor que la precedente, sin duda, pero sigue teniendo la misma filosofía, la de una moto con muchas caras que va más allá de lo que habitualmente consideramos. No le faltan prestaciones, tiene un alto grado de equipamiento, incluso un cuadro TFT en color, pero siempre será una moto diferente, con la que tienes que comulgar.

Su ligereza es imbatible, pero aunque estén muy amortiguadas, a la mitad más o menos, las vibraciones son más altas que en un motor de varios cilindros, y siempre tendrás que tener presente que a bajo régimen, aún con el mando electrónico, tienes que cuidar la apertura del acelerador. Si consideras que estas dos facetas de su personalidad, se ven compensadas con todo lo demás, disfrutarás como con pocas motos, porque es tan fácil y tan efectiva, que no tiene comparación posible.

Si ya eras un convencido de las virtudes de la 690 Duke, ahora te vas a encontrar con la mejor que nunca se ha diseñado, sencillamente porque mantiene inalterada su filosofía, y ahora es superior también en los puntos en los que un monocilíndrico más flojea. El segundo eje de equilibrado se deja sentir, el aumento del rendimiento se aplaude, y los múltiples cambios han afinado el comportamiento general.

 

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