Siguiendo al WRC con Can-am

Hay maneras de asisitr a un evento, a veces solo como espectador y otras veces sentirte realemnte un participante. En esta ocasión atendimos la invitación de la firma canadiense Can-Am y de su distribuidor en León, Guanajuato, Motos Acuáticas del Bajío, para presenciar uno de los eventos motor más importantes del calendario nacional. El World Rally Championship.

Desde el viernes que nos dimos cita en la sede de la agencia, en una zona estratégicamente conveniente para las especiales del rally a las que asistiríamos se fueron congregando los participantes, varios Commanders y Outlanders, aunque nos faltó algún Renegade para tener a la familia completa. Como sea, nos enfilamos a lo que sería nuestra base para movernos el sábado a presenciar el Rally. Casi desde que salimos tomamos terracería, y así fue la ruta hasta llegar a un paso que requirío algo más que pisar el acelerador, o jalar el gatillo. Ahí se neecsito la pericia y destreza pues el camino se hacía algo difícil. Un tramo de unos 100 metros que con un poco de paciencia todos los participantes sortearon. En adelante no tuvimos muchas más dificultades y pasando por Comanja, un poblado próximo a nuestro hotel, ya comenzaba a caer la noche, así que tomamos las precauciones necesarias, pues el frió también empezaba a hacer aparición. Varios kilómetros más y algunas «puertas» y estabamos casi llegando a nuestro destino, sin embargo, tratando de esperar a Chuy, quien hacía de «barredora», nos despegamos del grupo. Una vez que Chuy nos alcanzó comandó la llegada por un estrecho «pasillo» entre arboles por donde sólo cabía nuestro Commander, ya sin luz y a buena velocidad esto se tranformó en una divertida carrera que duro unos 20 minutos, donde no seabíamos que obstáculo nos venía. Una experiencia extraordinaria.

Llegamos al hotel y ahí hicimos contacto con el resto del grupo, cenamos y charlamos anécdotas de otros viajes y lo que haríamos al día siguiente.

El sábado, después de un buen almuerzo, nos dirigimos rumbo a Buenos Aires, un ejido cercano donde se encontraba uno de los saltos más espectaculares de ese tramo cronometrado del rally. De hecho, cruzamos por parte de la especial que correrían los expertos pilotos mundiales. Otra gran sensación y nos dieron ganas de meter gas a fondo para replicar las acciones de los rallistas, pero la prudencia nos puso en nuestro lugar.

Fueron casi unas cuatro horas entre el previo, el paso de pilotos y esperar hasta que la barredora abriera la pista de nuevo al tráfico normal, y de ahí regresamos al hotel, aunque antes hicimos una escala para hacer la foto de grupo que nos dejaría el gran recuerdo de esta jornada.

Al día siguiente, nos trasladamos a otra de las especiales que estaba cerca del Autódromo del Bajío, nuevamente el gran ambiente de la afición leonesa se vivió desde minutos previos al paso de los competidores. Nuestros Commanders y Outlanders, siempre prestos para la accion nos trasladaron hasta esta parte y disfrutar de un domingo lleno de adrenalina, pues por un lado eramos espectadores de un evento mundial y por otro podíamos sentir en carne propia la emoción de rodar en off-road. Una gran combinación que nos dejó con la intención de repetirlo el próximo año.

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