Rally HOG Nacional 2012 Mérida ¡Bomba!

 Es inegable que cada año esta celebración capta más y más participantes, independientemente de dónde se lleve a cabo y prueba de ello es que esta décimo cuarta edición realizada en la Península de Yucatán, en Mérida para ser precisos la expectativa era que unos 800 o 900 intrépidos pilotos se inscribieran y trasladaran hasta esta ciudad. El registro superó los 1,200 participantes y desde todas las latitudes se manifestaron a este llamado anual que hace la marca de Milwaukee a todos los usuarios de su marca en nuestro país. Es verdad, no ha roto el récord de mayor concurrencia, pero siendo un Rally tan “lejano” ha implicado para la mayoría un traslado que en muchos de los casos significó de dos a tres días tan solo para llegar.

Y no es para menos, para recompensar esta lealtad Harley-Davidson de México echó la casa por la ventana consintiendo a sus visitantes y junto con la Secretaría de Fomento Turístico del Estado, los patrocinadores y con cada uno de los habitantes de esta hermosa ciudad hicieron sentir mejor que en casa a los miles de chapters y motoclubs que se dieron cita.

La recepción en el hotel sede capturaba a la mayoría de los recién llegados, aunque otros prefirieron hacer una breve visita a Puerto Progreso, a unos 40 kilómetros de la ciudad o, como en nuestro caso, hacer una visita al tradicional zócalo de Mérida. Por la noche la recepción por parte del Ayuntamiento local encabezado por su titular, Renán Barrera Concha, ofrecía en el remate de Paseo Montejo una verbena popular donde se daba inicio oficial a las actividades de este Rally.

La Península

Mientras en el centro del país un frente frío, lluvia y nubarrones dominaban el cielo, en la Península un rico calorcito de 30 grados Celsius en promedio y un cielo espectacularmente azul sugería un escenario ideal para la primera rodada de la agenda, la zona arqueológica de Dzibilchatún, a unos 25 kilómetros al norte de Mérida y donde tuvimos contacto con el Templo de las Siete Muñecas o Templo del Sol así como del cenote de Xlacah, donde muchos bikers dejaron la ropa de cuero, el casco, las botas y los estoperoles para refrescarse en sus tibias aguas.

La breve pero gratificante rodada abría el apetito y la escala en uno de las decenas de excelentes restaurantes de esta ciudad era inevitable y nos daba también la bienvenida con sus espectaculares delicias como la sopa de lima, el queso relleno, el poc chuc, los panuchos y papadzules y, desde luego, la infaltable cochinita pibil. El fin del mundo se anunciaba, así que ¿qué más daba subir unos cuantos kilos extra?

Rodando (ahora, literalmente después de esa gran comida) pasamos a la agencia Harley-Davidson local, Península, donde cientos de bikers inundaron la tienda y pasaron un gran rato con las actividades que ahí se ofrecieron, todo ello, presagiando una gran velada que se tenía reservada.

El fin del mundo

La Hacienda Chichí Suárez, fundada en el Siglo XVI se convertía por una noche en un escenario donde convivial el misticismo del copal, danzantes mayas, luces de colores y exhuberante vegetación con los V-Twins, estruendoso ruido, singulares personajes, mucha buena vibra y rock and roll. Una mezcla sui generis que definitivamente era el presagio del fin del mundo, pero no, La organización tuvo a bien tomar precauciones y para evitar el colapso global organizó una singular ofrenda a los dioses “sacrificando” a una bella doncella (Brenda Villareal) sobre una moto. El sacrificio dio resultado y el mundo no acabó, y por el contrario, los dioses recompensaron a uno de los valientes guerreros venidos de todas las tribus de México con una motocicleta que podrá ser customizada en cada detalle por el afortunado ganador de este sorteo.

Que no acabe

Que no acabe el mundo ni el Rally, parecía el sentir de todos y es que el día culminante de esta celebración comenzaba nuevamente en el Remate de Paseo Montejo, con la presencia del gobernador del Estado, el Sr. Rolando Zapata Bello quien dió, junto con funcionarios del Sector Turístico y representantes de Harley-Davidson el banderazo de salida a la última rodada de este rally cuyo destino era la zona arquelógica de Chichen Itza. El clima seguía siendo ideal y la enorme columna conformada por cientos de Harleys y alguna que otra “colada” emprendieron el viaje de casi 120 kilómetros a este apasionante lugar que impresiona por sus edificaciones y por la precisión y planificación para realizarlos. La acústica, los efectos de la luz en concordancia con las estaciones del año, la representación numérica en cada uno de sus detalles, escalones, ventanas, puertas; nada fue realizado al azar o por mera estética, un aspecto que parece contrastar con lo “salvaje” o sanguinario de sus rituales. Una cultura maya que sigue asombrando a pesar del paso del tiempo.

Reponernos del abrasante sol y de la rodada no era tarea fácil y tuvimos que acudir nuevamente a la cochinita para resolverlo. Altas dosis de Monster y agua eran consumidos mientras llegaba la noche que prometía, así como esas viejas profecías mayas, una lluvia de estrellas en el escenario del Centro de Convenciones Siglo XXI de Mérida. Así que antes de partir a sus diferentes ciudades quedaba una noche para despedir tan memorable evento con algo digno de lo que ya habíamos vivido. En el escenario figuras como Randy y Paco Ayala de Molotov unirían sus voces y acordes con los de Jay de la Cueva, Iñaki y Elohim de Moderatto, con Sergio Arau de Botellita de Jerez y con Rudy Sarzo, bajista de Quiet Riot, White Snake y Ozzie Osborne, entre otros. ¿Todos ellos juntos en una banda? Definitivamente parecía que el fin del mundo aún rondaba por la región.

No hay forma de explicar lo que se vivió esa noche de clausura, la música que mezclaba tanto éxitos de unos y otros con viejos acordes legendarios de piezas de rock extasió a los asistentes hasta hacerlos desfallecer (quizá influyeron algunos otros factores también) pero era la manera más espectacular de cerrar un evento que, en boca de todos, ha sido el mejor de los últimos tiempos. Una tarea difícil para superar el año entrante pero en la que seguramente ya están trabajando los organizadores. El final de la noche no lo recuerdo pero cuentan que fue igualmente espectacular y

no fue el fin del mundo, quizá para la tranquila y pacífica Mérida lo fue durante cuatro días, y probablemente estaba escrito en alguna de las estelas de algún templo aún sin descubrir, pero nunca lo sabremos. El rally HOG de Mérida concluyó y estamos seguros que tanto sus habitantes como nosotros guardaremos esta fecha en nuestras memorias.

Texto y fotos: Serafin Rebollo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *