Triumph Boneville T100 “La siete”

Cuando fueron por ella la moto no tenía mayores cambios fuera de que le habían puesto un parabrisas alto como de motocicleta de policía, un accesorio para que el pasajero pudiera recargar la espalda y le habían pintado la tapa de las punterías en color amarillo. La moto era totalmente negra y tenía una fuga de aceite en la suspensión delantera. De inmediato empezaron a desarmar la moto y ver con que se contaba para el proyecto. Nos cuentan que ellos nunca le habían puesto mucha atención a este modelo de Triumph y no fue hasta que estuvo en sus manos que empezaron a pensar realmente sobre esta moto. 

Una de las primeras ideas que llegaron es que esta moto no reflejaba en si nada que supusiera velocidad como su nombre lo indica, ya que en los salares de Boneville es donde se rompen los récords de velocidad en motocicletas. Esta moto hereda este nombre por el logro de la marca en 1956 al romper el récord de velocidad en una motocicleta 649 cc en manos del piloto John Allen quien alcanzó la friolera velocidad de 311.77 km/h. Cuando se piensa en una moto de velocidad en los salares de Boneville lo primero que viene a la cabeza son estas motos con un carenado que más que parecer motocicletas parecen cohetes espaciales y allí fue cuando en Concept Racer tomaron la decisión de incorporar en este proyecto un carenado de tela marina.

Manos a la obra

Todo el proceso inició con la remoción del manubrio e inserción de unos clips sujetos a las horquillas delanteras, los cuales fueron los que determinarían la posición, la altura y cortes del carenado para que la moto pueda girar, pasar topes, banquetas y alcanzar altas velocidades. Uno de los problemas iniciales es que esta moto es una moto de calle y tiene que llevar un faro para conducción nocturna, pero el faro original gira con todo y la horquilla delantera pero en el momento de poner un carenado, el faro debe de permanecer fijo. Para esto se diseñó todo un dispositivo que pudiera detener el faro pero sin perforar o soldar el cuadro o cualquier tubo estructural de la moto, ya que Concept Racer tiene como filosofía que todas sus motos puedan volver a su configuración original con solo remover tornillos.

La estructura que sostiene el faro se encuentra diseñada a detalle ya que debe de permitir pequeños ajustes en su posición para que siempre el carenado toque milimétricamente el faro y se vea perfecto. Lo segundo fue crear la estructura que sostiene el carenado al centro de la moto con otra peculiaridad ya que el carenado no tiene tornillos expuestos para una estética más limpia. El instrumento tuvo que ser reposicionado, ya que pegaba con el carenado al girar, al igual que la ignición que después de todos los cambios ya no cabía en su posición original.

Una vez fijado el carenado vino una de las pruebas más divertidas, pasar por la mayor cantidad de topes, baches hasta llegar a la carretera donde pudieron probarla en alta velocidad. Allí se dieron cuenta de que la parte superior del carenado sufría de vibración generada por la resistencia del viento, así que en vez de hacer una cruceta de tubo como todas las motos que tienen estos carenados hicieron una estructura tubular que va justo atrás del carenado y que se sujeta del faro. 

El asiento se intervino al darle volumen a la parte de atrás, esto por petición del cliente quien quería subir pasajeros en la motocicleta. Utilizaron piel automotriz avejentada para darle una apariencia de una moto antigua, aun cuando es moderna y le cosieron rombos en la parte superior para darle volumen y coherencia estética. Los escapes fueron modificados para darle un sonido más grave y fuerte.

Pasión por el detalle

Una vez que la moto funcionaba, era momento de volverla a desarmar para pasar al proceso de pintura, todas las piezas creadas por ellos se pintaron de color negro con pintura electróstatica para mayor durabilidad y resistencia. Mientras que el carenado inicialmente fue pensado en color café y con diseño. Nos cuentan que investigaron de los patrones de diseño utilizados en los años setentas donde el micro diseño imperaba, de allí les surgió la idea de hacer círculos de un centímetro de diámetro creando sombras en la pintura y el número 7 que es el número de la suerte del dueño era la falta de estos círculos.

La moto estuvo en el proceso de pintura por 3 semanas en las cuales el director del proyecto estuvo de vacaciones, al volver vio la moto y no le gustó el resultado. Es una de esas veces que las ideas no se ejecutan tal cual como se piensan. Fue el primer gran revés para este proyecto y los mantuvo cabizbajos por unos días. La moto tenía 9,400 círculos pintados a mano lo cual era mucho trabajo pero que no los convencía, hasta que se decidió volver a pintar en un rojo sangre con líneas en color crema tenue y líneas rojas. Entró de nuevo a la cabina de pintura, esta vez para quedar exactamente como se esperaba.

Estos retrasos con la pintura hicieron que el dueño se impacientara como suele pasar en este tipo de procesos totalmente manuales, pero la cara del dueño el día que se entregó la moto hizo que valiera la pena todo el esfuerzo y trabajo.

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