KTM 1290 Super Duke GT, «TAQUICÁRDICA»

Cuando llegó la hora de clasificar a esta bella montura, diversas cuestiones se vinieron a la mente, ya que de origen sabemos que esta GT deriva directamente de la radical Super Duke, no obstante, los austriacos decidieron explotar aún más esta plataforma (más allá de la variante Maxitrail) con una opción perfecta para desplazamientos turísticos, añadiendo un conjunto de virtudes que, hoy en día, pueden posicionarla como única en su especie para el mercado nacional.

Desglocemos todo lo que esta montura representa, comencemos con lo más básico: el diseño. Respecto a su hermana de origen, la Super Duke GT añade ciertas características, para comenzar, el “casi” voluminoso windshield al frente cambia su rostro en gran medida, proporcionando una clara protección aerodinámica a su piloto. Solo es cuestión de inclinar un poco y dejarse seducir por el empuje de su bestial motor sin sufrir por el intempestivo viento que pronto llega cual torrente a nuestro tronco. Nada de eso, ya que el semicarenado también se ha optimizado y donde más se nota, es en los deflectores a los lados del depósito, que crecen sus dimensiones respecto al modelo original, para que, en conjunto con el esculpido depósito, nuestras piernas permanezcan protegidas sin importar la velocidad de nuestro trayecto.

Precisamente, al frente, e incrustados en estos deflectores, encontramos las direccionales, que se acompañan de potentes faros LED con la función “cornering lights” o sea, que operan justo al momento de doblar en curva. Una maravilla que mitiga considerablemente los puntos ciegos. La tecnología LED también se aprovecha en la óptica superior del faro principal y en el faro trasero (de diseño moderno) no obstante, la iluminación principal corre a cargo de bulbos incandecentes de alógeno.

Respecto a la instrumentación, aún considerando que su hermana super naked ya equipa el LCD a color, la GT preserva el panel análogo-digital, quizá podamos ver ajustes muy pronto, sin embargo, esto no la exime de ofrecer una electrónica completa, con tres mapeos de potencia donde podemos elegir entre Rain, para una máxima intervención del sistema de control de tracción, ABS y reduciendo la entrega del motor a 100 HP; Street, donde se libera el máximo potencial del motor (172 HP), se reducen las intervenciones de las asistencias y las suspensiones endurecen su comportamiento, aunque no por ello, dejan de lado un tacto óptimo para irregularidades en el camino. Caso contrario para el modo Sport, donde se mitigan aún más todo tipo de asistencias y las suspensiones se endurecen al máximo. Vale la pena destacar que, sin importar el modo seleccionado, podemos “jugar” con las configuraciones del conjunto de suspensiones y asistencias para nuestro mejor setting personal. Los mandos tienen su chiste, y habituarnos a ellos toma su tiempo. El display gráfico monocromático al lado izquierdo, muestra la información necesaria, aunque, respecto a los nuevos TFT como el de su hermana menor, la Duke 390, empieza a lucir limitado.

SU ESTAMPA, INEGABLEMENTE KTM, SE HA OPTIMIZADO PARA SU ENFOQUE TURÍSTICO, SIN EMBARGO, LAS SENSACIONES SON TOTALMENTE DEPORTIVAS

La postura de manejo no es excesivamente demandante, pero tampoco es la de una naked común. Los posapies van retrasados y son más bajos respecto a la “R” complementado a un mayor espacio del sillín además de un cómodo mullido, eso si, con la anchura justa para poder desplazarnos a los lados cómodamente para entrar a curva. Respecto a la altura del manillar, ofrece cuatro alturas distintas ajustables manualmente, para adecuarla al manejo que busques y puede ser tan bajo como para poder inclinar lo suficiente a altas velocidades o tan alto como para uso en tráfico o viajes largos. El amplio radio de giro es una maravilla, sobre todo, para maniobrar al estacionarnos o esquivar vehículos.

BESTIA ENCERRADA

No podíamos pensar en mejor título de introducción para el apartado mecánico de esta austriaca, y es que los de KTM se han lucido a lo grande con el comprobado propulsor V2 a 75º mejor conocido como LC8, declara una potencia de 172 HP y un par de 144 Nm. Su empuje es brutal desde parado y, como en otros productos de la marca, te obliga a llevarlo arriba todo el tiempo, por lo que en episodios de tráfico no será el mejor compañero. Aunque es de aplaudirse su eficiencia calórica de operación, nunca sufrimos por piernas “quemadas”, ni una mano cansada por un embrague duro, aún en el desgastante tráfico de avenida Constituyentes camino a Santa Fe. Sorprendente, pero nada mejor que llevarlo a su ritmo, ya que su verdadero carácter, lo conoces a partir de las 3,000 rpm y si tienes el control de tracción apagado, los caballitos, derrapes y reducciones de marcha serán el sazonador de tu rodada, no querrás volverlo a echar a andar.


El cambio semiautomático o quickshifter funciona a la perfección en ascensos, no igual en las reducciones, pero te permitirá acelerar tal y como en una MotoGP. Para quienes gustan del poder en grandes dosis, este hermoso V2 cumple al pormayor, acompañado de un sonido especialmente ronco, único, similar al de los italianos, pero bien diferenciado. De activar el control de tracción también podrás disfrutarlo, pero como decimos los especialistas, con cierto sabor a anestesia. Su mejor rango de operación se ubica entre las 3,500 y 10,000 rpm y creenos, rara vez podrás conocer la quinta o sexta marcha.

En la ciclística, se recurre al mismo chasís multitubular de la Super Duke R, que ofrece una rigidez torsional superior, algo que se acompaña de las suspensiones semiactivas WP, con una horquilla invertida al frente y monoshock en el eje trasero, gestionadas por medio de su completa electrónica. El tacto es el de una moto premium, con todas las ventajas dinámicas que este tipo de suspensiones ofrecen. A lo que hay que añadir un centro de gravedad bien ubicado para que, en conjunto, permitan un paso por curva digno de superbike, con excelente control también gracias al efectivo damper hidraulico de dirección, simplemente de lo mejor. También destaca el basculante monobrazo, que expone el bello diseño del rin trasero y está elaborado en ligera aleación.

No nos olvidamos de los frenos, que merecen párrafo aparte por su efectividad y finura. Las poderosísimas pinzas tetrapistón M50 de Brembo al frente logran detener al conjunto como si toparamos con pared y gracias al ABS, podemos conseguir un control seguro en todas las superficies, pero con la ventaja de poder desconectarlo para conseguir un manejo aún más agresivo, o como ellos llaman, de supermoto. El eje trasero no ha pasado por alto y por ello, una pinza doble pistón también de origen Brembo se encarga de dosificar la frenada.

GRAN TURISMO

Si a tu maxitrail solo la conociste en asfalto y siempre te quedaste con ganas de más deportividad, esta es tu mejor opción. Como dice el refrán, “en gustos se rompen géneros…” y, tal como te lo decíamos párrafos antes, para quienes gustan de todas las sensaciones de una deportiva, pero con gran comodidad como las naked son capaces de ofrecer, esta GT supera por mucho esta barrera, dando un sabor picante que difícilmente otras supernaked pueden entregar. Sin duda, su enfoque turístico te obliga a realizar un calendario de viajes para todo el año, con todas las virtudes y seguridad de una motocicleta de origen premium. Los accesorios se enlistan en una fila interminable, pero con la flexibilidad de poder elegir diversas opciones según tus gustos o tu presupuesto, ya que debemos recordar su precio (Desde 349,900 pesos) justificados, pero prohibitivos para algunos bolsillos.

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