CARABELA MINI-MOTO, 1968-1972 “DE BOLSILLO”
Hace unas décadas, en México existía Acermex, dedicados principalmente a fabricar bicicletas. Con los años y cambios en el país, buscaron cubrir nuevas necesidades, así nació la recordada firma mexicana de motocicletas Carabela
Grupo Acermex viajó a Europa en busca de un proveedor de motores para las motocicletas que ya tenían diseñadas e incluso fabricadas. Se logró un acuerdo con Minarelli, los italianos se encargaron de surtir a Carabela de motores fiables y de buen desempeño.
Se requirió maquinaria especializada e ingenieros del extranjero para que la fabricación de dichos modelos se llevara acabo en México. En 1962 se ensamblaron las primeras unidades de la marca con cuatro modelos a ofrecer: 50 cc standard, 50 cc y 100 cc supersport y un motocarro de 100 cc. Dos años más tarde Carabela se asoció con la firma checoslovaca Jawa, para armar en México la poderosa 350 cc o mejor conocida como “3 ½” .
CUMPLIENDO EXIGENCIAS
Para la gran mayoría de los mexicanos amantes del motociclismo que vivieron esta época, Carabela marcó sus vidas, ya que ante el cierre del tratado de libre comercio para empresas extranjeras, los productos nacionales eran la única opción a elegir. Carabela realizó un gran trabajo y dio al motociclismo grandes aportaciones, con un catálogo extenso durante todos sus años de producción.
Las prestaciones se adecuaban a todos los gustos, motos básicas pero con lo necesario para ser utilizadas como transporte; motos para competición; vehículos de trabajo o simplemente recreativas, todas, animadas por mecánicas 2T.
A pesar de ser una moto pequeña, podía ser utilizada por cualquier persona, se conformaba de un chasís muy resistente, rines de fundición o rayos y una geometría adecuada para un uso polivalente.
En general, una motocicleta “aguantadora” y esto gracias a su casi total construcción en metal. Esto también hacia que fuera pesada para su tamaño, pero no era cuestión solo de este modelo, si no de toda la gama en general debido a la época, esta era la forma de hacer motocicletas.
SENCILLA
La Mini-moto empezó a producirse en 1968, era una pieza sencilla por donde la vieras, pero funcional. Contaba con un chasís tubular de líneas sencillas y sin complicaciones. Todos los elementos se sujetaban a él.
La horquilla, contaba con una suspensión de recorrido reducido, pero servía para superar las imperfecciones del camino. Su funcionamiento era mecánico, es decir, no llevaba aceite para su desempeño, solo se valía de resortes. El basculante estaba conformado por un tubo similar al utilizado en el chasís, acompañado de dos amortiguadores que de igual manera solo dependían del trabajo de un resorte.
El tanque es uno de los aspectos que identifica a este modelo por ser tan pequeño y no superar los cuatro litros de capacidad. El asiento -parece estar suspendido- dejando un espacio entre la tapa que cubre el motor y el área para el conductor. Al principio el modelo era para solo un ocupante y el sillín se encontraba separado del tanque, posteriormente se añadió un asiento más largo y de mullido mejorado.
Este asiento largo y los posapiés extra, hacían posible llevar a un pasajero, aunque a varios los haría dudar, lo hacía y muy bien, ya que a pesar de tener un motor pequeño, el empuje permitía llevar acabo esta tarea sin mayor problema.
Por el tamaño muchos piensan que es una moto para niños, lo cual es una idea errónea ya que estaba pensada para todo tipo de público. El escape es una pieza muy característica de Carabela, grande, muy vistoso y que pasa por la parte superior del motor, incluso llegaba a ser un tanto incomodo, había la posibilidad de quemarse con él.
En el mando izquierdo llevaba el conmutador, desde el cual se controlan las luces, el corta corriente y el claxon. Sencilla, viable y de manufactura nacional, así fue como Carabela ganó popularidad en el país, seguramente escucharás buenas referencias y experiencias positivas de varios motociclistas nacionales.
